Eden Yerushalmi es una joven israelí que acudió a trabajar de camarera al festival de música ‘Nova’ el pasado 7 de octubre. El sonido de las alarmas dio paso al caos, y Eden llamó a su madre y a su hermana para mantenerlas informadas. Al escuchar disparos, se refugió en el primer coche abandonado con el que se topó. En su interior, yacían los cadáveres de varias mujeres asesinadas . Los teléfonos de las fallecidas comenzaron a sonar insistentemente. El miedo a ser descubierta por los terroristas llevó a Eden a cambiar de escondite. Encontró un arbusto para ocultarse , pero a las 11 de la mañana unas voces árabes estremecieron a su madre y su hermana -con quienes seguía hablando cuatro horas después-. Desde entonces, no han vuelto a saber nada más de Eden. Una de las personas encargadas de acompañar a la familia de la joven israelí en este sinvivir es Liat Blumenfeld . Liat es una abogada voluntaria que trabaja para la Oficina Central de Personas Desaparecidas y Secuestradas de Israel, una nueva oficina creada por el Gobierno de Netanyahu a raíz de los ataques de Hamás con el objetivo de ayudar a los seres queridos de los más de 240 rehenes -según cifras israelíes- retenidos en Gaza por los terroristas. Noticia Relacionada RELATO EN PRIMERA PERSONA DE UN SUPERVIVIENTE DEL FESTIVAL ATACADO POR HAMÁS reportaje Si Raz Gaster: «Todo el mundo que giró a la derecha se topó con los terroristas. Yo giré a la izquierda y eso me salvó» Nacho Serrano Un mánager de artistas participantes en el festival israelí atacado por Hamás narra su experiencia a ABC tras aterrizar en Barcelona huyendo de la guerra Liat acudió a la llamada del Colegio de Abogados de Israel pidiendo voluntarios. «Durante mi servicio militar, no fui instruida como soldado sino en Inteligencia. No fui llamada a filas, pero sentía que tenía que dar algo por aquella gente cuya vida se había visto destruida», asegura. Liat forma parte del equipo que asesora a la familia más cercana de Eden, compuesta por sus padres, sus dos hermanas y dos de sus tíos. La letrada mantiene que lo más duro para ellos «es la falta de información . Incluso, viajaron a la zona del festival y al arbusto en el que se escondió. Pero, a pesar de todo, mantienen la esperanza y creen que su hija volverá a casa sana y salva». Cada familia tiene asignado un equipo formado por abogados, dos miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel y dos trabajadores sociales. El trabajo de Liat consiste en visitarles, ayudarles en todos los aspectos relacionados con las ayudas estatales a las que tienen acceso y, «sobre todo, escuchar sus preocupaciones y darles apoyo emocional». Confianza en una solución Uno de sus esfuerzos estuvo dirigido a conseguir que Eden obtuviera una nacionalidad extranjera, «cuando parecía que por eso tendría más opciones de ser liberada». Aunque finalmente no fue así. Además, se está construyendo un búnker junto a la casa de su familia, ubicada en Tel Aviv, para gozar de una mayor protección en caso de futuros ataques. «Uno de los principales problemas fue que el Gobierno no estaba preparado para una situación así», afirma Liat. Sin embargo, pone en valor toda la ayuda que la Administración ha puesto a disposición de las víctimas y la actitud que ha tomado la población israelí para ayudar de forma desinteresada. Y, ante todo, no pierde la esperanza: «Confío en que veamos a Eden y a todos los rehenes regresar a casa».