Biden, Bloomberg, Buttigieg: las tres «B» para una remontada centrista

Las primarias demócratas solo han pasado por tres estados -Iowa, New Hampshire y Nevada- que reparten muy pocos delegados (los encargados de ungir al nominado del partido en la convención de julio), pero el escenario de fragmentación demócrata favorece al izquierdista Bernie Sanders.

Cualquier posibilidad de remontada para los candidatos moderados pasa por aglutinar el voto y concentrar esfuerzos. El primer paso necesario es la retirada de pretendientes que apenas tienen opciones, pero que arañan votos que pueden ser decisivos: los principales son la senadora Amy Klobuchar -su mejor resultado ha sido un tercer puesto en New Hampshire- y el multimillonario Tom Steyer, que aunque todavía no ha conseguido ningún resultado significativo, ha hecho grandes esfuerzos en estados como Carolina del Sur -el próximo en votar- o Virginia. Sus recursos podrían además ser utilizados en ayudar a otros candidatos.

La principal cuestión, sin embargo, es qué candidato está mejor armado para aglutinar el voto demócrata. Para desesperación del ‘establishment’ del partido -y gozo de la campaña de Sanders- la respuesta no es evidente.

El favorito aparente durante casi toda la campaña fue Joe Biden, un político querido en EE.UU., de amplia experiencia y con las credenciales de haber sido vicepresidente en la presidencia histórica de Barack Obama. A pesar de que su desempeño en los debates ha sido mediocre, fue líder en todas las encuestas casi hasta que se empezó a votar. Su posición está ahora deteriorada, su campaña parece falta de energía y solo un gran resultado en Carolina del Sur podría conseguir su rehabilitación.

Pete Buttigieg, el moderado que ha conseguido los mejores resultados hasta el momento y que ha brillado en los debates, ha sido siempre un candidato improbable: sin más experiencia que su etapa como alcalde de una pequeña ciudad de Indiana, sería el presidente más joven de la historia de EE.UU. (tiene 38 años). Su principal inconveniente, sin embargo, es su falta de tirón en las minorías raciales, como quedó comprobado este sábado en Nevada. Y sin ese electorado, es casi imposible llevarse la nominación.

Michael Bloomberg se presentó a última hora para tratar de evitar precisamente ese escenario: que no hubiera ningún moderado de entidad suficiente como para evitar que Sanders ganara la nominación, lo que, en su opinión y la del ‘establishment’, facilitaría la reelección de Donald Trump en noviembre. El multimillonario neoyorquino ha crecido como la espuma en las encuestas a golpe de talonario, pero su principal enemigo han sido el resto de moderados: en el último debate, le atacaron más a él que a Sanders.

Bloomberg, Biden y Buttigieg han intensificado los ataques contra el líder socialista en los últimos días. El multimillonario neoyorquino dijo que sería un «error fatal» que ganara la comunicación, Biden recordó las revelaciones de la inteligencia del apoyo de Rusia a Sanders -en teoría, porque facilitaría la victoria de Trump- y Buttigieg cargó contra el favorito porque «su revolución ideológica e inflexible deja fuera a la mayoría de los demócratas». Pero mientras los tres sigan en la carrera, solo facilitarán su nominación.