Bruselas teme que Londres lance un pulso durante la negociación

Para los libros de historia, la fecha de ayer marcó el inicio de las negociaciones formales entre la Unión Europea y un Reino Unido que jurídicamente ha dejado de ser un país miembro. El hecho de que Londres haya decidido que caminen en paralelo las negociaciones con la UE con las que mantiene para obtener un tratado de libre comercio con EE.UU. constituye un escenario totalmente desconocido para Bruselas en todos los sentidos.

Las negociaciones comenzaron formalmente a primera hora de la tarde con la llegada al edificio Berlaymont de Bruselas, sede de la Comisión Europea, del negociador británico David Frost. Este se reunió con su contraparte europea, el francés Michel Barnier, en un primer contacto destinado esencialmente a organizar el desarrollo y el calendario de las negociaciones que seguirán el modelo de las que diseñaron el tratado de Retirada, es decir, alternando periodos de una semana en Bruselas y en Londres.

Según la prensa británica, uno de los escenarios que maneja la parte europea sería que Gran Bretaña organizará una dramática retirada de las conversaciones en junio para obligar a la UE a hacer una última oferta en septiembre. En junio se cierra el último plazo antes de que los británicos puedan pedir una prórroga para mantener vigente la situación actual, si se avizora que no habrá tiempo de llegar a un acuerdo en noviembre, con margen para las traducciones y las ratificaciones nacionales, lo que equivaldría a una desconexión traumática y dañina para las dos partes. Puesto que el primer ministro británico ha reiterado insistentemente que no piensa pedir una prórroga, esta podría ser una opción plausible para Londres.

Último minuto
Según esta versión, los negociadores europeos están convencidos de que en este escenario, la oferta de último minuto podría ser aceptada por el Reino Unido y, a pesar de las inevitables concesiones que quedarían difuminadas por la tensión, el resultado será aclamada como una victoria inverosímil sobre Bruselas. Sin embargo, fuentes europeas que citan los británicos advierten que la estrategia británica de obligar a las negociaciones sobre la fecha límite podría ser contraproducente porque la reacción de pánico de los mercados podría causar graves daños a ambos.

En todo caso, por lo que se sabe el ambiente fue bueno en este primer paso que será seguido por negociaciones simultáneas de los distintos equipos sectoriales hasta el jueves próximo. Luego cada parte se reunirá durante la semana siguiente para evaluar los avances y preparar la estrategia de la siguiente ronda, en una carrera contra reloj de resultado todavía incierto.