El asesinato de Grace Millane, una joven británica de 22 años procedente de Essex, impactó a los ciudadanos de Nueva Zelanda y planteó preguntas sobre si el país es realmente una tierra segura donde pasar las vacaciones, como suele suponerse.
Millane desapareció en la ciudad neozelandesa de Auckland en diciembre de 2018, durante un viaje por Nueva Zelanda donde estaba celebrando que había terminado la universidad. Durante esas vacaciones, conoció a su asesino a través de la aplicación de citas Tinder. Ambos bebieron algo juntos y luego fueron al apartamento del asesino, donde mantuvieron relaciones. La Policía encontró su cadáver unos días después.
El hombre, cuyo nombre no ha sido revelado, fue encontrado culpable de asesinato por un jurado el pasado noviembre.
En un primer momento, aunque confesó el asesinato de Millane en su apartamento, también dijo que no era responsable, con sus abogados argumentando que ambos mantuvieron relaciones consensuadas que salieron mal, provocando la asfixia de la víctima. Sin embargo, los jueces le reprocharon abusar de su fuerza física, causando el fatal desenlace, y su frialdad después de los hechos.