[Por qué nos entra hambre a la 1]
Tu reloj biológico diario y el sueño regulan cómo se metaboliza la comida que ingieres; por lo tanto, la elección de quemar grasas o carbohidratos cambia según la hora del día o de la noche. Cuando te saltas el desayuno, pero picoteas a última hora de la noche, retrasas la quema de grasa.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores monitorearon el metabolismo de personas de mediana edad y mayores durante dos sesiones separadas de 56 horas. El almuerzo y la cena se ofrecieron a la misma hora (12:30 y 17:45, respectivamente), pero el momento de la tercera comida fue diferente. En una de las sesiones, la comida diaria adicional se presentó como desayuno (8:00 horas), mientras que en la otra sesión, se ofreció una comida nutricionalmente equivalente a los mismos sujetos pero como snack nocturno (22:00 horas). La duración del ayuno nocturno fue el mismo para ambas sesiones.
Mientras que las dos sesiones no diferían en la cantidad o tipo de comida ingerida o en los niveles de actividad de los sujetos, el momento de la ingesta activó un cambio en la preferencia de grasas / carbohidratos de los sujetos, de forma que la sesión de snack nocturno resultó en una menor quema de grasa en comparación con la sesión de desayuno.
[Adelgazar o engordar, una cuestión de horas]
Los autores consideran que este estudio tiene implicaciones importantes para los hábitos alimenticios, ya que sugiere que un ayuno diario entre la cena temprana y el desayuno optimizará el control de peso.