Los resultados de las presidenciales en Argentina confirman que el populismo no es una ideología sino una forma de hacer política. Una herramienta, siempre con resultados desastrosos , pero susceptible de ser utilizada tanto desde la derecha como desde la izquierda. Basta con apalancarse en la demagogia, la mentira, el simplicismo y el tarantantán de las élites malas frente al pueblo bueno. Desde hace más de un siglo, un símbolo muy socorrido para el populismo sin fronteras ha sido la escoba, metafóricamente destinada a barrer la injusticia social, al ‘establishment’, al globalismo o cualquier otro enemigo imaginado o real. Ante el vergonzoso desastre que es la Argentina, esa escoba se ha quedado pequeña y hemos visto a Javier Milei haciendo… Ver Más