Hijo de Paulo Branco, productor de cine portugués, y de Dolores López, psiquistra, Branco esperaba convertirse en el abogado estrella de un personaje que deseaba «desestabilizar» al partido y los íntimos del presidente Macron, a quienes ha consagrado numerosos escritos, presentado a dos consejeros como amantes homosexuales que habrían hecho carrera política en «lechos próximos al poder».
Toda la carrera de Branco, como abogado, ha transcurrido, desde hace años, en una cierta periferia política con aspiraciones «subversivas».
Trabajó con Baltasar Garzón en el caso Assange / WikiLeaks. Acusó de crímenes contra la humanidad a la Unión Europea (UE), culpando a los «dirigentes europeos» de más de 14.000 muertes en el Mediterráneo. Solo ha tenido «clientes» de extrema izquierda con aspiraciones subversivas: chalecos amarillos que defendían la «ejecución simbólica» de Emmanuel Macron, en la guillotina o en lo alto de una «pica revolucionaria»; Jean-Luc Mélenchon, de la izquierda populista, condenado por su retórica «revolucionaria» contra la justicia francesa…
Autor de un panfleto
Branco ganó cierta celebridad publicando un panfleto porno político, acusando a dos consejeros íntimos de Emmanuel Macron, homosexuales, de «trepar» a través de las «complicidades» y el «nepotismo» en la cúspide del poder macroniano. Tesis apoyada y propagada masivamente por grupúsculos y «medios» próximos a las extremas izquierdas y extremas derechas más radicales.
Durante el estallido y prolongación inconclusa de la crisis de la franquicia de los chalecos amarillos, entre noviembre de 2018 y el verano del 2019, Branco fue un colaborador habitual de varios medios rusos, tradicionalmente asociados a sucesivos intentos de «desestabilización» de Emmanuel Macron y su partido, La República En Marcha.
Según el semanario Le Point (liberal independiente), tradicionalmente bien informado, Branco ha podido participar en un nuevo intento de difamación y desestabilización de colaboradores íntimos del presidente de la República. Branco y Piotr Pavlenski, el activista ruso responsable de la difusión de los vídeos pornográficos que precipitaron la destrucción política de Benjamin Griveaux, habrían colaborado en el proyecto utilizar el porno escándalo con fines «políticos» desestabilizantes.
Branco proyectaba utilizar su «papel» de abogado defensor de Pavlenski como «plataforma de combate». El Colegio de abogados de París decidió intervenir en el caso, oficialmente, estimando que Branco se comporta de manera muy poco escrupulosa con la deontología profesional. Ante tal denuncia, Branco ha decidido renunciar a su proyecto de defensa del activista ruso perseguido judicialmente.