En nombre de Estrada

Pueden cambiar el collar de la ideología, pero el perro de la dictadura suele ser el mismo. Ladra, muerde y mata, como en el siglo XX. Algunas bestias perfeccionan la técnica, maquillan mejor los secuestros, desapariciones y falsos suicidios. Muerto más muerto menos, el resultado viene a ser el mismo: sangre, hambre y miseria. Salvo excepción -recordemos el Chile de Pinochet- esos gobiernos de ordeno y mando o del puño cerrado, suelen aplastar la economía y anulan varias generaciones.

Lo que ha cambiado entre los viejos y los nuevos dictadores es el contexto, la inteligencia artificial, la red de redes. Esa autopista de la información y de las imágenes que escupe otro modo de vida a cubanos, nicaragüenses, venezolanos y… Ver Más