Según Emmanuel Macron, los militares que controlan el poder en Níger , desde finales de julio pasado, han secuestrado al embajador de Francia en Niamey. Se trata, por ambas partes, de una escalada controlada, desde que una auto-proclamada junta militar derrocó por la fuerza al presidente democráticamente elegido años atrás, el 29 de julio pasado. A primeros de agosto, la junta que gobierna Níger , desde entonces, pidió a Francia la retirada completa de su embajador y los soldados todavía estacionados en las fronteras nigerianas. Macron decidió responder negativamente a ambas exigencias. En Niamey, la capital nigeriana, los militares golpistas han orquestado y manipulado numerosas manifestaciones populares anti francesas. Noticia Relacionada estandar No Níger reabre su espacio aéreo tras el golpe para suavizar su pulso con Francia Francisco de Andrés Los nuevos dirigentes parecen convencidos de que París no intervendrá militarmente La tarde del viernes, el presidente francés anunció inesperadamente que la junta militar ha secuestrado al embajador de Francia, obligado por la fuerza a no moverse del edificio diplomático donde reside, racionándole la comida. «Raciones militares» Según Macron, el embajador de Francia solo puede comer las «raciones militares», evidentemente escasas, que le sirven de manera irregular los militares en el poder en Niamey. A finales de julio, la Communauté économique des États de l’Afrique de l’Ouest (CEDEAO) dio un ultimátum al nuevo hombre fuerte en Niger, el general Abdourahamane Tchiani, para que liberase al presidente depuesto, Mohamed Bazoum, amenazando con sanciones internacionales y una posible «intervención armada». Las amenazas de intervención militar no tuvieron el efecto esperado. Según Macron, el embajador de Francia solo puede comer las «raciones militares» Mes y medio más tarde, la crisis nigeriana se ha prolongado sin solución previsible. Los chalaneos diplomáticos entre países africanos han evitado el estallido de un nuevo conflicto armado. Las intervenciones discretas de Washington y París no han solventado el problema de fondo. Secuestrando al embajador de Francia, los militares golpistas acentúan la presión sobre París, que comienza por evitar la retórica marcial.