La vuelta de Fujimori en Perú, ahora como ‘influencer’: «No soy un asesino»

«Yo no soy un asesino» . Alberto Fujimori, el expresidente de Perú, el que fuera condenado a 25 años de prisión y con causas pendientes por la esterilización forzosa de 350.000 de mujeres y 25.000 hombres o por la creación de un escuadrón de la muerte, es el mismo que dice con aire tranquilo, mirando a cámara y con una camisa que parece recién planchada: «Yo no soy un asesino». Es el hombre que se ha convertido en ‘influencer’ haciendo arreglos florales y que subraya en su página web, creada para la ocasión, soy: «El presidente que cambió el Perú». Construye su defensa a la medida de Tik Tok. Una autobiografía de vídeos cortos con su versión de los hechos con los que quiere lavar su imagen pública. Con 85 años, Fujimori fue indultado por problemas de salud a finales del pasado año por cuestiones humanitarias. Ahora, tiene más de 50.000 ‘me gusta’ y casi 170.000 seguidores , y el contador sigue subiendo. Solo unos meses lo separan de un exdirigente que traspasaba las puertas de la cárcel con su bombona de oxígeno y un aspecto demacrado. Apodado ‘el chino’ y aquejado de un cáncer de lengua, Fujimori pide ahora una pensión vitalicia de 4.000 euros, un chófer, asistente personal o dinero para gasolina. Esgrime para ello sus problemas de salud, lo que, a su vez, le ha valido numerosas críticas. Mientras, el Tribunal Constitucional que lo liberó dictamina “la falta de competencia de la Corte Internacional de los Derechos Humanos”. El expresidente peruano graba vídeos en los que aconseja cómo mantener tu jardín impecable y busca acercarse a las nuevas generaciones difundiendo su mensaje por las plataformas más populares. Sin embargo, muchos no olvidan que tiene una deuda con el Estado por reparación civil de más de 14 millones de dólares . Las víctimas ven este espectáculo como un esperpento y como una bofetada en la cara. Especialmente porque hay jueces y académicos que lo señalan como alguien que se dedicó a violar sistemáticamente los derechos humanos . Fujimori, en poco más de cinco minutos, mirando al pasado, resume la historia de un país que actualmente tiene ya dos exmandatarios en prisión y ha tenido más de una decena de presidentes en cuatro años. Los expertos se preguntan si este resurgir mediático responde a un deseo de hacer campaña para 2026, bien para él o para su hija Keiko, la cual no ha logrado hasta ahora seguir los pasos de su padre y conseguir la presidencia, pese haberlo intentado. Fujimori, culpable de homicidio calificado, secuestro agravado por trato cruel y lesiones graves, alega en sus vídeos haber heredado en los 90 un país en llamas y su compromiso era devolverle la paz, los que así le siguieron no son villanos, son «héroes de la pacificación», afirma. Durante sus años convulsos, en los que sus actuaciones estaban siendo puestas bajo la lupa, llegó a tener un programa de radio, ‘La hora del chino’ , y enviaba vídeos por internet para grandes encuentros populares. Fujimori ya era un ‘influencer’ antes de que existieran los ‘influencers’ y los vídeos virales. Su pasado y presente le ha granjeado firmes detractores. La congresista Sigrid Bazán, contraria a su excarcelación, ha declarado: «El indulto no elimina su condena por corrupto y asesino, sólo deja sin aplicación la pena impuesta. No le corresponde nada. Ni pensión, ni asistentes, ni combustible ». Este nuevo creador de contenidos digital tiene en su historial haber pasado entre rejas 16 de los 25 años a los que fue condenado. Sin embargo, nada de eso ha mermado sus habilidades comunicativas y sus vídeos pueden alcanzar perfectamente las más de tres millones de reproducciones . No solo intenta decirte cómo cuidar de la naturaleza, sino que, con los que llama ‘videomemorias’ en varios capítulos,   reivindica las falsedades de las acusaciones que lo han convertido en verdugo. Él se proclama una víctima propiciatoria de falsas acusaciones. Fujimori fue condenado en 2009 por la masacre de Barrios Altos y la Cantuta, en la que fueron tiroteadas, asesinadas o enterradas en una fosa común numerosas víctimas. Tiene pendiente una causa por luchar contra la pobreza desplegando una campaña de esterilización de mujeres y hombres indígenas durante la década de 1990. También se le acusa de los asesinatos perpetrados por el Grupo Colina, un escuadrón de la muerte supuestamente creado por Fujimori. Así como de ocupar de forma irregular la vivienda de su antiguo asesor, Vladimiro Montesinos, y por la compra fraudulenta de Cable Canal. Además, tiene un juicio pendiente por el caso de Pativilca, en el que seis personas acusadas de terrorismo fueron torturadas y asesinadas en 1992. Sin embargo, en sus vídeos extracortos comenta: « El terrorismo y sus aliados tergiversaron la historia : convirtieron a Sendero Luminoso y al MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru) en víctimas y al Estado peruano en asesino». Señala que en realidad no existe una sola prueba en su contra y que se le condenó bajo la teoría del dominio del hecho. En otras palabras, por ser el jefe de un gobierno acusado de criminal. En sus vídeos, el tiktoker Fujimori repasa desde su lucha con el cáncer a cómo renunció por fax a la presidencia desde Japón , en el año 2000. Pero afirma que en sus planes siempre estuvo volver y alega que se orquestó una «operación en marcha para destituirlo». De ahí que tomara un avión a Chile, en 2005. Su objetivo era «lograr un blindaje jurídico» que le permitiese llegar al Perú con un número limitado de juicios. También dice ser el autor intelectual del operativo Chavín de Huantar en el que se rescataron 72 rehenes retenidos en la residencia del embajador de Japón, en 1997. El plan para liberar a los cautivos «se me apareció en un sueño», comenta en redes y en un libro dedicado a una supuesta proeza que está por verificar. Puede por igual despotricar contra sus enemigos, enumerar por donde puedes seguirle en redes o cortar esquejes. Todo esto ocurre en medio de un país que tiene nueve presidentes con cuentas pendientes con la Justicia , mientras otro, Alan García, se suicidó cuando iba a ser detenido. Hay cuatro involucrados en la trama Lava Jato , por supuestamente recibir sobornos de la transnacional brasileña Odebrecht. Y entretanto, los medios peruanos han revelado un escándalo de corrupción que salpica a numerosos jueces y fiscales , llamada la ‘red Cuellos Blancos del Puerto’. Juanita Goebertus, directora de la oficina de las Américas de Human Rights Watch (HRW), ha pedido reexaminar la liberación de Fujimori porque, a su juicio, supone una gravísima erosión del Estado de derecho y de la protección de los Derechos Humanos en Perú. Pero todo esto no evita que Fujimori esté reuniendo a furibundos seguidores que pueden dejar mensajes en su cuenta del tipo: «Postula chino para el 2026, solo tu puedes cambiar el país, ya lo hiciste una vez puedes hacerlo otra vez…..FUJIMORI PRESIDENTE 2026». Fujimori ha vuelto, al menos en las redes, y practica la política 2.0 para, más allá de los cargos que pesan contra él, imponer su propia visión.