El Ejército de Israel ha eliminado al nuevo líder de Hamás, Yahya Sinwar, quien además era considerado el cerebro de los atentados contra el país del 7 de octubre de 2023. Este «duro golpe» contra el movimiento islamista palestino ha llevado al primer ministro Benjamin Netanyahu a decir que «es el comienzo del fin de la guerra en Gaza». «Yahya Sinwar está muerto. Fue matado en Rafah por los valientes soldados de las Fuerzas de Defensa Israelíes», ha declarado Netanyahu en un video en inglés publicado en su cuenta de X, en el que también ha afirmado que «si bien no es el fin de la guerra en Gaza, es el comienzo del fin». «Tengo un sencillo mensaje para los ciudadanos gazatíes: esta guerra puede acabar mañana. Puede acabar si Hamás depone las armas y libera a los 101 rehenes que tiene retenidos en Gaza», ha ofrecido el primer ministro. Un mensaje que podría indicar que Israel está dispuesto a tomar una nueva hoja de ruta para acabar con el conflicto. No obstante, en un vídeo dirigido a su ciudadanía y en hebreo publicado cuatro horas antes, el líder israelí no fue tan complaciente: «No detendremos la guerra. Todavía tenemos muchos desafíos por delante. Debemos mantenernos firmes en nuestra tierra y seguir luchando». También ha añadido algunas novedades en su discurso, como aegurar que «garantizará la seguridad de todos aquellos que devuelvan a los rehenes». En cambio, y como ya venía repitiendo, a quienes «dañen» a sus ciudadanos secuestrados, Israel los «cazará y ajusticiará». La liberación de los rehenes ha sido desde los primeros intentos de negociación para un alto el fuego una línea roja para Israel, cuyo Gobierno en las últimas fases de la guerra estaba recibiendo duras críticas internas por la dificultad de lograr este objetivo, especialmente en la víspera y durante el primer aniversario de cautiverio de sus ciudadanos. «Hoy, el autor intelectual de este malvado plan ha dejado de existir», ha expresado Netanyahu en referencia a la invasión del 7 de octubre por parte de Hamás en territorio israelí, en la que murieron cerca de 1.200 personas y se tomaron más de 250 rehenes. Las reacciones internacionales se han ido sucendiendo tras trascender la noticia de la muerte del líder de Hamás, cargadas con cierto optimismo. Según la oficina de Netanyahu, tanto él como Joe Biden «coincidieron en que existe la oportunidad de avanzar en la liberación de los rehenes» en llamada telefónica, y «trabajarían juntos para lograr este objetivo». El secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, se muestra optimista sobre «llevar esta guerra a un final», tras la muerte de Sinwar. «Fue un obstáculo para un urgentemente necesario alto el fuego y la liberación incondicional de todos los rehenes», ha expresado el alto representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell. También el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha expresado al respecto: «Hay que aprovechar esta oportunidad para liberar a todos los rehenes y poner fin a la guerra». El Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Herzi Halevi, ha asegurado que su trabajo «no está terminado». Israel «no se detendrá» hasta capturar a todos los autores del ataque del 7 de octubre y lograr la vuelta de «todos los rehenes, por todos los medios». «Continuaremos operando hasta que completemos todas los objetivos en defensa del pueblo israelí», ha zanjado. «Las FDI tendrán que seguir operando en Gaza durante años, pero hay que aprovechar este momento para traer a los rehenes a casa y derrocar el régimen de Hamás», ha comunicado el ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz. En la incursión del 7 de octubre, los milicianos islamistas mataron a 1.206 personas en territorio israelí, en su mayoría civiles, y capturaron a 252 rehenes. Actualmente, 97 rehenes siguen en Gaza, aunque el ejército israelí considera que 34 de ellos murieron. La ofensiva israelí lanzada ese mismo día contra Gaza dejó hasta el momento 42.438 palestinos muertos, en su mayoría civiles, datos del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, considerados fiables por la ONU. Además de las duras condiciones humanitarias y la devastación del territorio, la guerra ha impactado drásticamente la economía. Casi toda la población de Gaza «vive en la pobreza», advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en un informe.