En Washington, sin embargo, el triángulo formado por la Administración Trump, la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes y la mayoría republicana en el Senado no lograban un entendimiento. Ayer se negociaba a contrarreloj para lograr un punto intermedio entre las exigencias amplias de los demócratas y la búsqueda de una ayuda más quirúrgica que pretenden los republicanos y la Casa Blanca.
Dos altos representantes de la Administración Trump -el jefe de gabinete del presidente, Mark Meadows, y el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin- se desplazaron al capitolio para buscar un acuerdo con Nancy Pelosi, la líder demócrata en la cámara baja, y Chuck Schumer, el senador demócrata de más alto rango.
Pelosi y Schumer calificaron las tres horas de reunión de «productivas», un calificativo que también usó Mnuchin. Este último, sin embargo, reconoció que «queda mucho trabajo por hacer».
La idea de los demócratas es aprobar un paquete de ayuda expansivo, de tres billones de dólares, que amplíe el subsidio de 600 dólares semanales hasta finales de año, así como la moratoria establecida para deshaucios, y otras ayudas para gobiernos locales y estatales. La Casa Blanca y los republicanos prefieren una medida menos amplia, de un billón de dólares, que deje la ayuda semanal en doscientos dólares. En la negociación, los representantes de la Casa Blanca propusieron mantener la ayuda actual al desempleo a corto plazo hasta que se apruebe una solución de mayor escala. «Hemos dejado claro que queremos con fuerza atacar los asuntos a corto plazo de forma rápida y volver después a los temas más de fondo», dijo Mnuchin, en una propuesta que rechazaron los demócratas.
Hoy se volverán a reunir con la esperanza de que mañana haya ya un acuerdo que pueda ser votado en el Congreso.