La corte ha considerado que la petrolera fue nacionalizada ilegalmente por motivos políticos. El Ministerio de Justicia ruso ya ha declarado que tal decisión será apelada, ya que estima que los accionistas de Yukos actuaron «con mal fe» y obtuvieron el control de los activos mediante el soborno de funcionarios rusos.
En la sentencia de 2014, la Corte de Arbitraje de La Haya dictaminó que las autoridades rusas, con el presidente Vladímir Putin al frente, actuó «provocando el efecto equivalente a una expropiación de las inversiones de los demandantes». La sentencia establecía que Moscú «violó el artículo 13 de la Carta Energética», que obliga a proteger a los inversores de posibles arbitrariedades de la Administración.
Hace 15 años
Los hechos se remontan a 2005, cuando los activos de Yukos, la mayor petrolera rusa de entonces y cuyo patrón era Jodorkovski, fueron subastados para poder satisfacer la deuda por la supuesta evasión fiscal que la Hacienda del país le atribuía. El beneficiario principal de aquel desmantelamiento, muy dudoso desde el punto de vista legal según los expertos, fue la compañía Yuganskneftegaz, perteneciente Rosneft, convirtiéndose ésta en la extractora de crudo número uno de Rusia.
Tras aquella expropiación, Leonid Nevzlin, de Group Menatep Limited, en representación de las firmas Yukos Hulley Enterprises Limited, Yukos Universal Limited, Veteran Petroleum Limited y de un amplio grupo de accionistas de países como Estados Unidos, España y Chipre, entre otros, interpusieron la querella en La Haya. Nevzlin declaró entonces que sufrieron pérdidas por valor de 114.000 millones de dólares, lo que indica que el Tribunal de Arbitraje ha satisfecho la demanda sólo en parte.
Rusia sostiene que nunca llegó a ratificar la Carta Energética, por lo que no le son de aplicación las decisiones que se adopten en virtud de la misma. El declive de Yukos comenzó tras la detención de Jodorkovski, en octubre de 2003. Fue condenado a ocho años de cárcel por delitos económicos en un primer juicio y a otros seis en una segunda sentencia acusado de blanqueo de dinero y de robar petróleo de su propia compañía.
Estuvo más de10 años en la cárcel, en su mayor parte en Siberia, y terminó siendo indultado, en diciembre de 2013, en la víspera de la Olimpiada de Invierno de Sochi y gracias a la intermediación de la canciller alemana, Angela Merkel. Él siempre negó los cargos y aseguró que fueron procesos amañados por motivos políticos, por financiar partidos de oposición y criticar a Putin. Ahora vive fuera de Rusia.