Un test de sangre detecta la esclerosis múltiple años antes de que se desarrolle

La esclerosis múltiple (EM) puede detectarse en la sangre de las personas años antes de que aparezcan los síntomas. Científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) han encontrado anticuerpos específicos en la sangre de pacientes años antes de que aparezcan síntomas de esclerosis múltiple . Este grupo de anticuerpos estaba presente en un 10 % de las 250 personas que desarrollaron la enfermedad más tarde, que formaban parte de una muestra de más de 10 millones de militares de EE.UU. Este hallazgo, publicado en ‘ Nature Medicine ‘, ofrece una vía prometedora para la detección temprana y puede revolucionar el tratamiento de la enfermedad. En aproximadamente el 10% de los casos de EM, el organismo comienza a producir anticuerpos distintivos contra sus propias proteínas mucho antes de que los síntomas se hagan evidentes. Estos autoanticuerpos se unen tanto a células humanas como a patógenos comunes, potencialmente explicando los ataques inmunitarios en el cerebro y la médula espinal característicos de la EM. Noticia Relacionada estandar No Un fármaco reduce el deterioro motor en pacientes con párkinson R. Ibarra Actualmente no hay tratamientos modificadores de la enfermedad disponibles « Identificar esta firma autoinmune en la sangre podría revolucionar cómo abordamos el tratamiento de la EM », comenta Michael Wilson, autor principal del estudio y neurólogo de UCSF. «Con la detección temprana, podemos iniciar intervenciones más pronto, ofreciendo a los pacientes una mejor calidad de vida». Explica Enric Monreal, Hospital Universitario Ramón y Cajal y miembro del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria, las causas de EM, una enfermedad autoinmune y la segunda causa de discapacidad en individuos jóvenes, no son del todo conocidas. «Se reconoce una predisposición genética , sobre la cual inciden factores ambientales, entre los que destacan infecciones víricas como por ejemplo la producía por el virus de Epstein-Barr». Este estudio, señala a Science Media Centre , intenta profundizar en los procesos implicados en los años anteriores al inicio de los síntomas en la EM. Utiliza la misma base de datos de pacientes del servicio militar estadounidense (10 millones) con la que se publicó otro trabajo en 2022 en la prestigiosa revista Science, que buscaba profundizar la relación entre el virus del Epstein-Barr (causante de la mononucleosis infecciosa, también conocida como «la enfermedad del beso») y la EM. Con la detección temprana, podemos iniciar intervenciones más pronto, ofreciendo a los pacientes una mejor calidad de vida Michael Wilson UCSF La investigación ha empleado la tecnología avanzada para analizar muestras de sangre de personas que posteriormente desarrollaron EM. Al emplear una técnica llamada secuenciación de inmunoprecipitación de fagos (PhIP-Seq), que detecta autoanticuerpos contra miles de proteínas humanas, identificaron una firma consistente en aquellos que desarrollaron la enfermedad. El equipo examinó muestras de sangre recopiladas de personal militar años antes y después de su diagnóstico de EM. Sorprendentemente, encontraron una abundancia de autoanticuerpos en un subconjunto de individuos, indicando un posible indicador temprano de EM. Más preciso Un posterior análisis de muestras de sangre de pacientes en el estudio ORIGINS de UCSF confirmó la presencia de este patrón de autoanticuerpos, con una predictibilidad del 100% para el diagnóstico de EM. Este descubrimiento ofrece la promesa de un diagnóstico más preciso y oportuno, facilitando las discusiones sobre las opciones de tratamiento. «Aunque muchas preguntas sobre la EM permanecen sin respuesta, este estudio representa un paso crítico en nuestra comprensión de la enfermedad», comenta Stephen Hauser, director del Instituto Weill de Neurociencias de UCSF y autor principal del artículo. Para Ana Belén Caminero Rodríguez, coordinadora del grupo GEEMENIR de la Sociedad Española de Neurología y jefa de Sección de Neurología del Complejo Asistencial de Ávila, el estudio encaja perfectamente con los resultados de estudios previos. En primer lugar, señala a SMC, «existe un periodo presintomático o preclínico de esta enfermedad, de varios años de duración, durante el cual el paciente aún no tiene los síntomas típicos de la EM, pero sí otros síntomas más inespecíficos, prodrómicos, durante los cuales puede ya estar desarrollándose un proceso inflamatorio dentro del SNC. No obstante, son muy pocos los pacientes a los que se hace el diagnóstico de la enfermedad en estas fases». El VEB es hoy por hoy el factor de riesgo más importante y consolidado de EM Por otro lado, «permite consolidar la importancia del VEB en el desarrollo de la EM. Hace dos años, se publicó otro gran estudio que demostró también en la misma cohorte de militares estadounidenses, que el riesgo de EM aumenta 32 veces después de la infección por el VEB y no después de otros virus que se transmiten de forma similar, como el citomegalovirus. Es hoy por hoy el factor de riesgo más importante y consolidado». En su opinión, la consecuencia más importante de esto es que, con el estudio de esta huella inmunológica, « se podrían detectar sujetos en riesgo de desarrollar una EM en los años siguientes para iniciar los tratamientos modificadores de la enfermedad de la manera más precoz posible e implementar todas aquellas medidas encaminadas a evitar el acúmulo de discapacidad». Además, continúa, «el desarrollo de una vacuna efectiva frente al VEB podría potencialmente prevenir esta enfermedad, si se aplica antes de que el sujeto haya resultado infectado por el virus. Además, los resultados de esta investigación abren nuevos caminos para mejorar los resultados en salud de los pacientes con EM». No todos los pacientes son iguales La investigación, asegura Luis Querol Gutiérrez, del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau e investigador del Institut de Recerca Biomèdica Sant Pau en Barcelona, tiene varias implicaciones relevantes para entender la enfermedad y para seguir investigando, aunque, creo, poco implementables actualmente en la práctica clínica. «La primera es que parece claro que no todos los pacientes son iguales inmunológicamente. Esto es algo que ya intuimos por otros motivos, pero el estudio lo reconfirma. Es probable que esto quiera decir que, desde el punto de vista de los mecanismos y las causas, la EM no sea una enfermedad, sino un conjunto de enfermedades que se parecen mucho entre sí en las manifestaciones pero que tienen mecanismos diversos». La otra implicación importante, que también era conocida, «es que es posible que haya agentes patógenos externos (el virus de Epstein-Barr, sobre todo) que, aunque no sean la única causa, pueden ejercer un papel de desencadenantes en una población predispuesta». Monreal, sin embargo, advierte que no existe una perspectiva cercana de que estos autoanticuerpos puedan medirse en la práctica clínica a corto ni largo plazo.