Dagmar, ex consultora de gestión de la Isla de Wight, fue diagnosticada en 2013 con un gran glioma de grado 2 (crecimiento lento) después de sufrir una convulsión durante una sinfonía. La comprometida violinista, que toca en la Orquesta Sinfónica de la Isla de Wight y en varias sociedades corales, se sometió a una biopsia y luego a radioterapia en su hospital especializado local para mantener a raya el tumor. Cuando en otoño de 2019 se hizo evidente que el tumor había crecido y se había vuelto más agresivo, Dagmar, que tiene un hijo de 13 años, quiso someterse a una cirugía para extirparlo.
El tumor de Dagmar estaba ubicado en el lóbulo frontal derecho de su cerebro, cerca de un área que controla el movimiento fino de su mano izquierda. El uso preciso y experto de esta mano es esencial para tocar el violín, ya que los dedos regulan la longitud de las cuerdas sosteniéndolas contra el diapasón, produciendo diferentes tonos. El cirujano que iba a intervenirla, Keyoumars Ashkan, especialista en tumores cerebrales, es licenciado en música y un pianista consumado, por lo que entendió a la perfección el deseo de la paciente de conservar sus capacidades musicales.
Antes de la operación de Dagmar, los médicos pasaron dos horas mapeando cuidadosamente su cerebro para identificar las áreas que estaban activas cuando tocaba el violín y los responsables de controlar el lenguaje y el movimiento. También discutieron con Dagmar la idea de despertarla a mitad del procedimiento para que pudiera tocar. Esto aseguraría que los cirujanos no dañen las áreas cruciales del cerebro que controlan los delicados movimientos de las manos de Dagmar cuando toca el instrumento. Con su consentimiento, un equipo de cirujanos, anestesistas y terapeutas planearon meticulosamente el procedimiento.
Durante la operación, el profesor Ashkan y el equipo realizaron una craneotomía (una abertura en el cráneo). Dagmar tocaba el violín mientras le extirpaban el tumor, al tiempo que anestesistas y un terapeuta la vigilaban de cerca.
«King’s es uno de los centros de tumores cerebrales más grandes del Reino Unido. Realizamos alrededor de 400 resecciones (extirpaciones de tumores) cada año, lo que a menudo implica despertar a los pacientes para que realicen pruebas de lenguaje, pero esta fue la primera vez que un paciente tocó un instrumento», explica el profesor Ashkan. «Logramos eliminar más del 90 por ciento del tumor, incluidas todas las áreas sospechosas de actividad agresiva, al tiempo que conservamos la función completa en su mano izquierda», concluye.
Tres días después del procedimiento, Dagmar estaba lo suficientemente bien como para irse a casa con su esposo y su hijo.