Para alguien de Nankín que vive fuera de China , recibir un pato salado en casa debe ser como cuando un español expatriado abre el buzón y encuentra un sobre de jamón ibérico. Esa exquisitez china es una de las protagonistas de la imputación conocida esta semana en Nueva York contra Linda Sun , alto cargo del gobierno estatal: las autoridades le acusan de ser durante años una espía al servicio de China y de su Partido Comunista . A cambio, le llovieron beneficios económicos con los que se permitió una vida de lujo y regalos. Entre otros, 16 envíos de pato salado al estilo de Nankín (Nanjing), preparados por el cocinero del consulado chino en Nueva York y que Sun recibía en casa de sus padres. La presunta espía, de 41 años, tiene una carrera larga en la política de Nueva York, uno de los estados con más peso de la primera potencia mundial. Empezó como jefa de Gabinete de Grace Meng cuando esta demócrata logró un escaño en la Asamblea Legislativa estatal (después, Meng ascendió a diputada por su distrito en la Cámara de Representantes). Más tarde, Sun ingresó en el equipo de Andrew Cuomo , el gobernador de Nueva York que tuvo que dejar su cargo en agosto de 2021 en medio de un escándalo por acusaciones de acoso sexual . Con su sustituta, Kathy Hochul , Sun ascendió más: se convirtió en su vicejefa de Gabinete. Desde esas responsabilidades, acusa el escrito de imputación de la fiscalía, Sun maniobró para actuar a favor de China. «Bajo la apariencia de servir al pueblo de Nueva York», sostuvo en un comunicado el fiscal que ha liderado el caso, Breon Peace , «la acusada y su marido en realidad trabajaron en beneficio de los intereses del Gobierno de China y del Partido Comunista de China». Muchas de sus actividades estaban centradas en Taiwán , la isla que China considera parte de su soberanía . Su objetivo era boicotear al máximo cualquier acercamiento o apoyo de las autoridades neoyorquinas a Taiwan. En una ocasión, un legislador invitó a la gobernadora Hochul a un encuentro con el embajador de la Oficina Cultural y Económica de Taipéi , Sun lo despachó con un mensaje: «Gracias, pero declinamos la invitación. No queremos que se meta en esta sensibilidad China/Taiwán». «Todo ha sido atajado de forma satisfactoria», escribió Sun a una autoridad del consulado chino después de evitar la presencia de un alto cargo neoyorquino en un evento organizado por Taiwán . «Ya lo he bloqueado», comunicó en otro episodio, cuando desvió una invitación a Cuomo para participar en un banquete de Taiwán. Estos y otros servicios -como la aprobación de documentos oficiales a favor de representantes chinos con firmas falsificadas- fueron recompensados con generosidad por China , según la imputación. Sun recibió favores millonarios a través de las empresas de su marido, con las que se compraron una mansión de más de cuatro millones de dólares en Nueva York, un apartamento de lujo en Honolulu y varios coches deportivos. Entre otros, un Ferrari adquirido este mismo año. También consiguieron un empleo en China para una prima de Sun o el impulso al negocio de transportes de un amigo íntimo. Sun ha sido acusada de diez delitos , que incluyen fraude de visado y lavado de dinero. Su marido también afronta un cargo de blanqueo de dinero. Sun pasó quince meses en la oficina de Hochul y después ingresó en el Departamento de Trabajo de su Gobierno, de donde fue despedida en marzo de 2023 cuando empezaron a conocerse algunas de sus actuaciones. El escándalo, de momento, se ha cobrado una víctima. Hochul aseguró ayer que habló con el Departamento de Estado y que había exigido la expulsión del cónsul general de China en Nueva York, Huang Ping . «Me han informado de que el cónsul general ya no está en la misión en Nueva York», dijo Hochul. Esta trama de espionaje chino en Nueva York no es un caso aislado. El mes pasado, un hombre que se presentaba como un activista a favor de la democracia fue condenado en los juzgados federales de Brooklyn -los mismos donde se ventila el caso de Sun- por espiar para China. En esa misma sede judicial, se condenó el año pasado a tres hombres por acosar a una familia huida de China que residía en Nueva Jersey. Son prácticas habituales de la dictadura comunista en todo el mundo, con agentes que presionan y acosan a sus nacionales expatriados que muestran disidencia con su Gobierno. Las autoridades neoyorquinas arrestaron el año pasado a dos chinos que lideraban una unidad de policía secreta de su país -se cree que hay un centenar en todo el mundo – en Manhattan .