Trabajar desde casa tiene sus aspectos positivos y negativos. Los autónomos lo sabrán: hay que ser muy disciplinado para ello. Expertos recomiendan marcarse unas pautas e intentar desconectar en periodos concretos durante el día. Hacer una «vida normal» incluso se puede añadir como obligatorio salir a la calle antes de ponerse manos a la obra. No todos los empleos se pueden adaptar a esta forma de trabajo en remoto. Pero es cierto que cada vez más muchos utilizan como herramienta habitual un ordenador.
En caso de que fuese necesario, existen tecnologías que se adaptan a este tipo de actividades. Lo normal va a ser utilizar un ordenador, sea portátil o de sobremesa, que tenga un rendimiento adecuado para las exigencias de cada profesional. No es lo mismo llevar la contabilidad que editar vídeo. En caso de no disponer en el hogar de ninguna de estas posibilidades técnicas, determinadas tabletas (funcione con iOS o Android) también va a ser útil si, por ejemplo, tu trabajo requiere de rellenar informes.
Trabajar con servicios en la «nube» es otra de las posibilidades. Hay herramientas gratuitas como Google Drive que incluye toda la suite de ofimática necesaria para este tipo de empleos, aunque se puede hacer uso de Office 365. Esta fórmula de trabajo se ha venido extendiendo incluso en muchas oficinas y permite una plena sincronización de los flujos de trabajo. Además, es quizás un buen momento para plantearse la incorporación, si tu empresa no lo ha hecho ya, de utilizar servicios como Slack o Yammer que están enfocados a llevar un control de los proyectos. Hay muchas empresas que ya lo utilizan en todo el mundo.
Otro de los aspectos que muchos trabajadores «freelance» lo llevan desde siempre a rajatabla es el espacio de trabajo. Lo ideal es disponer de una zona independiente dentro del domicilio con todo el material mobiliario acorde las necesidades. Es decir, como en tu puesto de trabajo diario: silla cómoda y ergonómica para pasar muchas horas sentado, mesa a la altura del pecho, buena iluminación -preferiblemente natural- y acceso a bebidas para hidratarse. A su vez, es fundamental contar con una conexión a internet robusta en función de las necesidades. Si se trabaja con un software específico, los departamentos técnicos pueden dar acceso remoto o a través de servicios virtualizados para poder mantener la normalidad.
Es necesario, y esto es aplicable en todos los trabajos que se desempeñen sentados, levantarse cada hora y media aunque sea dos minutos para estirar las piernas. Lo más importante es equilibrar funcionalidad con comodidad. Hay incluso quien aboga por colocar algún toque verde de plantas o flores, pero sobre todo, tener un espacio que no pueda despistar. En muchas ocasiones, los equipos de trabajo deben realizar reuniones (¡más de diez minutos, una reunión es desaconsejable!). Si estás teletrabajando, esta acción se puede hacer a través de servicios como Skype, Duo o, incluso, WhatsApp.
También la tecnología de realidad virtual se puede adaptar a esta fórmula. Las videoconferencias tradicionales no son tan efectivas como las reuniones físicas, ya que al no compartir un espacio común la comunicación no verbal es prácticamente inexistente. «La realidad virtual (VR) ofrece múltiples soluciones para mantener la actividad de la empresa minimizando los riesgos sanitarios para los empleados. Esta tecnología permite crear entornos de teletrabajo interactivos y colaborativos y se adapta perfectamente a las necesidades de cualquier tipo de empresa», explica en un comunicado Giovanni Cetto, fundador de la empresa Two Reality.
«La VR permite crear avatares de cada uno de los asistentes y se transforman en encuentros más cortos, menos confusos y mucho más resolutivos que las videoconferencias permitiendo interactuar a todos sobre el mismo contenido 3D y evitando al 100% el riesgo de contagio», sostiene.