La CDU de Turingia se ha sumado así a un acuerdo del que forman parte La Izquierda, el Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes. Los conservadores, por un procedimiento que aún no han hecho público, contribuirán en la votación de investidura del 4 de marzo a posibilitar la elección de un representante de La Izquierda, la formación más votada de los tres partidos de izquierdas, que posiblemente sea su líder regional Bodo Ramelow. Se especula con la posibilidad de que aporten sus votos en la tercera y última votación. Al igual que ocurrió con el apoyo a AfD, estaríamos ante un hecho sin precedentes que la dirección regional justifica con la necesidad de desbloquear la formación de gobierno.
«Yo no estoy de acuerdo», ha sido la inmediata reacción del ministro de Sanidad y unos de los candidatos a suceder a Merkel al frente de la CDU, Jens Spahn, «rechazo completamente esa posición, los últimos giros de Turingia nos están costando la confianza del electorado y aquí no se trata de la difícil situación de CDU Turingia sino de la sustancia de nuestro partido». Sphan, de acuerdo con la opinión generalizada del resto del partido en Alemania, opina que «después de que la búsqueda de una personalidad no partidista para presidir Turingia haya fallado, no hay más tácticas que puedan ayudar. Solo veo un camino a seguir: la repetición de elecciones».
El presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble, también ha rechazado categóricamente la cooperación de la CDU con el partido de izquierda: «Die Linke sigue siendo legalmente el antiguo SED (Partido Comunista de la antigua RDA). Tuvimos y tenemos colegas en el Bundestag que fueron víctimas de la Stasi para las que sería un insulto. La lucha contra el comunismo está en el ADN de la CDU», ha argumentado. «Bodo Ramelow no es comunista, fue sindicalista en Hesse», ha admitido Schäuble, «pero eso no cambia el hecho de que la izquierda quiere abandonar la OTAN, que tiene una postura poco clara sobre la UE, que tiene un fuerte respeto por la política exterior de Rusia, por lo que no hay ni puede haber ninguna cooperación con la CDU», ha sentenciado.
Según medios alemanes, el acuerdo al que han llegado los partidos de Turingia, cuyos detalles no han sido hechos públicos, incluiría solamente una cooperación temporal. Bodo Ramelow, una vez elegido, sacaría adelante unos nuevos presupuestos para desbloquear la marcha de la región y disolvería después el parlamento regional, para convocar nuevas elecciones el 25 de abril de 2021. Pero aunque se trate de una opción provisional, con ese acuerdo la CDU en Turingia desafía la prohibición de cooperación del partido federal, que no consiente colaboraciones ni con AfD ni con Die Linke, ni siquiera con abstención en las votaciones.
Mario Vogt, vicepresidente de la CDU de Turingia, ha presentado el pacto como un «acuerdo histórico» al salir de una sesión de negociación que había durado siete horas. «No creo que necesitemos la aprobación de la CDU federal para esto», ha dicho el diputado regional de la CDU en Turingia Volker Emde, «vamos por nuestro propio camino». La expresidenta regional conservadora Christine Lieberknecht ha defendido también el acuerdo con la izquierda, el SPD y los Verdes porque «asegura una elección confiable de Bodo Ramelow como presidente por un número suficiente de votos y proporciona estabilidad en la acción del gobierno por un tiempo manejable hasta las nuevas elecciones».
La jefa del grupo parlamentario en el Bundestag de Die Linke, Katja Kipping, ha celebrado por su parte el acuerdo de Erfurt en Twitter como un paso histórico: la CDU «finalmente corrigió la exclusión de las ideas de izquierda», lo que supone «una buena noticia para el consenso antifascista básico de la Constitución». «La equidistancia practicada por la CDU termina de manera efectiva. Adiós teoría de herradura», ha felicitado.
Según una encuesta de Infratest dimap, el 63% del electorado de Turingia está a favor de la repetición de elecciones para desbloquear la formación de gobierno, pero los principales perjudicados de la inmediata disolución del parlamento regional serían la CDU y los liberales del FDP. Die Linke, con Ramelow a la cabeza, obtendría el 39% de los votos. La CDU caería desde el 29% que obtuvo en octubre de 2018 al 13%, mientras que AfD y SPd permanecerían más o menos estables.