La UE cierra filas con Grecia para evitar una nueva crisis migratoria

La Unión Europea no va a permitir que se repita el escenario de la crisis migratoria de 2015 y ha decidido poner todos los medios para contener una nueva llegada masiva de demandantes de asilo y emigrantes económicos como la que desordenó entonces todas las previsiones políticas e institucionales en numerosos países miembros. Hoy se desplazan a la frontera entre Grecia y Turquía los presidentes de las tres instituciones, la de la Comisión, Ursula von der Leyen; el del Consejo, Charles Michel y el del Parlamento, David Sassoli, para expresar su más firme respaldo al Gobierno de Kyriakos Mitsotakis, que está conteniendo el flujo masivo propiciado por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Atenas ha suspendido todas las demandas de asilo, sin excepción y promete devolver a todos los que crucen ilegalmente la frontera. El miércoles se celebrará una reunión extraordinaria de ministros del Interior en Bruselas para ayudar a Grecia y también a Bulgaria en estos momentos de gran presión migratoria.

La cuestión del apoyo irrestricto al cierre de la frontera con Turquía se destacó también en el anuncio de la creación de un comité de crisis en la Comisión Europea para hacer frente a la expansión de la epidemia del coronavirus. Mitsotakis ha invocado las cláusulas de solidaridad del Tratado que prevén la asignación de fondos extraordinarios y el envío de expertos a la zona, mientras que la agencia de fronteras Frontex confirmó en un comunicado que el Gobierno de Atenas le ha pedido ayuda «para lanzar una operación de intervención rápida en su frontera exterior» y poco después su director ejecutivo, Fabrice Leggeri, confirmó que pondrá en marcha un dispositivo urgente «teniendo en cuenta la rápida evolución de la la situación en la frontera turcogriega». El grueso de la misión de apoyo a Grecia lo llevará a cabo el dispositivo de reacción rápida formado por agentes de fronteras de los países miembros y que cuenta con unos 1.500 funcionarios que han de estar disponibles para operar bajo el mando de Frontex en menos de cinco días. Bulgaria también ha pedido ayuda a la UE para proteger su tramo de frontera con Turquía.

Apoyo francés
Varios gobiernos europeos han querido también apoyar a Grecia en gestos en los que se reconocen los temores a que se repitan los efectos electorales de la llegada masiva de refugiados hace cinco años. El caso más evidente es el del presidente francés, Emmanuel Macron, que ha expresado su «solidaridad total» con Grecia y Bulgaria, tanto a través de Twitter como con un comunicado oficial de la presidencia de la República, informa J. P. Quiñonero. Macron declara que Francia está dispuesta a participar en operaciones conjuntas para afrontar «colectivamente» operaciones de carácter humanitario o de protección de las fronteras exteriores y dirigiéndose a los responsables europeos les pide «actuar rápido y juntos para evitar una crisis migratoria y humanitaria grave». Por supuesto, los gobiernos que se opusieron entonces a aceptar refugiados, como los de Hungría y Polonia, aplauden la decisión de cerrar ahora la frontera.

El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, ya ha tenido que responder a las críticas que censuran esta actitud que presupone el abandono o incluso la represión de los inmigrantes que han llegado a la frontera griega, muchos de ellos huyendo de la guerra en Siria, pero él se defendió aconsejando que no se dé crédito a todas las informaciones que llegan desde la zona porque «muchas noticias no son siempre ciertas y por ello invito a hacer gala de un poco de prudencia antes de sacar conclusiones».

Por su parte, el vicepresidente de la Comisión y responsable del área de inmigración, el griego Margaritis Schinas, anunció a través de las redes sociales la convocatoria de la reunión de ministros del Interior para este miércoles como «una oportunidad para adoptar medidas de apoyo para Grecia». Los ministros de Asuntos Exteriores celebran por su parte una reunión informal (ordinaria) en Zagreb este viernes y también abordarán la situación creada por el repunte de la guerra en el norte de Siria y la actitud de Turquía, que tenía un acuerdo informal con la UE para contener a los refugiados acambio de correr con los gastos, pero ha decidido dejarlos pasar masivamente.

Miles de personas, entre emigrantes económicos venidos de todo el mundo y refugiados de guerra se concentran a lo largo de los 212 km. de la frontera terrestre que separa a Grecia de Turquía, esperando poder atravesarla sin control, como sucedió en 2015. Erdogan ha reconocido que ha dejado de retenerlos en su país y asegura que «ahora son miles, pronto serán millones», al tiempo que exige a la UE que «asuma su carga» en la gestión del problema.