Mientras China comienza a levantar cabeza y descubrir las consecuencias económicas del brote de coronavirus, la Unión Europea (UE) despliega una respuesta tardía y descoordinada con medidas que solo ahora comienza a aplicar América, hasta el momento espectadora lejana de la pandemia.
China, la UE y América son tres escenarios distintos, tres actos diferentes (pasado, presente, futuro) de un acontecimiento de consecuencias imprevisibles para un planeta cuya globalización ha facilitado la rápida propagación de las enfermedades.